La Medicina Fotónica o Fotomedicina se basa en el uso de la luz y sus diferentes longitudes de onda para el tratamiento de diversas patologías, entre ellas las relacionadas con la estética como los signos propios del envejecimiento.
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El láser CO2 tiene una longitud de onda de 10.600 nm, la cual es absorbida por el agua intracelular y extracelular. La respuesta a la absorción de un rayo láser CO2 sobre la piel es diferente en la epidermis que en la dermis.
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Algunos autores consideran el láser Nd:YAG el “gold standard” de los tratamientos no ablativos estéticos, es una opción, efectiva y segura para el rejuvenecimiento facial, tiene una amplia aceptación clínica debido a sus resultados a largo plazo, su naturaleza no invasiva, malestar mínimo, con un tiempo de inactividad prácticamente nulo, cuidado posterior al tratamiento más conveniente y simple, carencia de efectos secundarios y que puede ser efectuados en todos los fototipos de piel.
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Fototipo es la capacidad de la piel para asimilar la radiación solar. Su clasificación oscila entre I y VI según la escala Fitzpatrick
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Glogau (1996) estableció esta escala que determina las principales características del fotoenvejecimiento cutáneo facial y la divide en cuatro grados
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